la Cuaresma [editar]
La cuaresma dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza (46 días antes del Domingo de Resurrección) y finaliza el jueves santo antes de la misa de la cena del Señor. Los domingos no se consideran de cuaresma porque son pascuales. (ver desarrollo histórico)
La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de 40 días de Jesús en desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 años de Moisés en el desierto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión.
La cuaresma dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza (46 días antes del Domingo de Resurrección) y finaliza el jueves santo antes de la misa de la cena del Señor. Los domingos no se consideran de cuaresma porque son pascuales. (ver desarrollo histórico)
La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de 40 días de Jesús en desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 años de Moisés en el desierto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión.
La Cuaresma tiene cinco domingos, más el Domingo de la Pasión o de Ramos, en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes.
No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la eucaristía católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio.
El color litúrgico asociado a éste de este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.
No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la eucaristía católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio.
El color litúrgico asociado a éste de este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.
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